Una de estas noches, el frio de las sabanas...
Anunciaba la ausencia de tú cuerpo,
Finalmente podría dormir a mis anchas,
Pero buscando tú aroma recorrí de la cama cada recoveco.
Soñando llegue hasta ti...
Apreté fuertemente tú recuerdo entre mis brazos,
Y de nuevo entre tus muslos me fundí,
Pero cruelmente la humedad de mi soledad me despertó a zarpazos.
Ahí al pie de mi cama,
Aferrado a mi almohada,
Entendí cuanto te amaba...
Que sorpresa la mía, al toparme en la puerta tú mirada.
Y al abrazarte por fin de carne y hueso,
Te conté que uno solo duerme muy extenso,
Pero la vida tiene mas sentido cuando no estas a solas,
Por eso a pesar de tus errores y dramas,
Te acurruco en mi pecho y te pido: por favor nunca te vayas.