Esta es la historia de una aventura, aventura que comenzó con una locura y si a alguien
afecta la demencia es solo a la hipocresía, esa vieja sin dientes y su hermana la “moral” que junto con sus parientes muerden fuertemente las almas sonrientes.
Fue un día caminando por la ciudad que me tope con un arcano señor, quien en su mirada mostraba la sabiduría de su travesía y en su rostro de frente amplia sobresalía una sonrisa traviesa, típica de los señores de esa edad al ver de las mujeres su andar.
– Estudiante; sea el destino sea la casualidad, deseo en mi camino la sabiduría poder
encontrar y dado que he notado su presencia, ¿seria tan amable de poderme enseñar?
– Maestro; en esta vida la casualidad no es mas que felicidad y el maestro aparece
cuando el estudiante esta listo, lo estas?
– Estudiante; deseo saber lo que en esta vida hay que encontrar.
Y así fue como la curiosidad se topo con la experiencia quien vestía sus canas blancas y
tenia el porte de la divinidad encarnada en esta tierra, caminando como si se deslizara sobre el agua y con tanta dignidad que tratar de resistirse fue en vano, pues la desconfianza gritaba fuerte en mi oído, pero el corazón decía que no escuchara.
Conforme pasaron los días, las lecciones eran como pesadillas, muchos de los días
transcurrían con la misma temática y cada error lo pagaba con rigor, implacable como es la vida has de aprender rápido y sobrevivir o morir, pero “jamas deberás intentar” decía mi maestro, “se hace o no se hace” era su mas sonado refrán.
Solo en las noches encontraba un poco de paz, al llegar al hogar para degustar los placeres de la vida, con la compañía siempre leal de aquel a quien sin querer supe amar, haya sido por su modo de cocinar o su manera de amar, el motivo no era lo importante, solo que fuera mi amante.
Cada día parecía la misma historia, con la mayoría de los diálogos ya escritos, con las
mismas personas y cada uno con sus propias demencias…
– Estudiante; como puedo seguir si no los comprendo?
– Maestro; en la complejidad de sus vidas esta el secreto, sin empatía por el prójimo
no habrá manera de revelar el secreto.
– Estudiante; pero maestro, ellos tienen ojos y no ven, caminan pero no sienten y
comen sin necesidad, seguro que no lo puedes arreglar?
– Maestro; no me corresponde intervenir, yo tengo fe en la “HUMANIDAD”
De este modo cada lección era tan importante o más que la anterior.
– Maestro; caminar por el mundo te ayuda a ver que ninguno de los seres es inferior,
exceptuando el que anda con el mentón en alto, escupiendo desdén y aplastando
con avaricia las flores de la inocencia, flores que en este planeta nacen sin querer,
vienen al mundo por descuido o ignorancia y si logran crecer no tardara mucho para
que el amo del mundo les arrebate su belleza, así es como muchas economías de
hoy en día prosperan, gracias a las delicadas flores llenas de inocencia, esa que ya
no se encuentra en las miradas y que junto a la bondad agonizan en esta material
sociedad.
Caminar sin duda ayuda a la salud física, pero también baña al alma de delicadeza, pues
cuando vemos al mundo cómodamente a través de un cristal y es el ego quien maneja,
mientras la ira pisa mas el acelerador al grado que ya no importa si se es educado o no, o si a alguien se le hace daño, lo que importa es llegar…
– Estudiante; a donde van con tanta prisa maestro?
– Maestro; la verdad es que no lo saben, son inteligentes, pero ciegos.
– Estudiante; pero como es que avanzan?
– Maestro; es solo la ilusión que les provoca la comodidad de su asiento, llevan la
temperatura controlada y el alma destrozada, es ese cristal el que no les permite
ver… Desgracia la del cristal, aquel que detiene la lluvia y el viento, si lo mueves un poco
refresca el momento.
Pensé que entonces debía terminar con todos los cristales del mundo y
tomando esta sentencia por bandera no hubo burbuja con la que me topara y no
me diera el gusto de reventar, pero fue mi maestro quien de nuevo sin palabras me dejo:
– Maestro; no es el cristal el problema, les hace falta voluntad.
Mi sorpresa fue tremenda, creía que el mundo cambiaría, pero no era el modo correcto
según mi mentor.
– Estudiante; Que debo hacer?
– Maestro; recuerda que son ciegos, solo pueden ver los placeres y no les importan
sus congéneres.
– Estudiante; Seguro tú lo puedes arreglar!
– Maestro; no me corresponde intervenir, yo tengo fe en la “HUMANIDAD”
Fe? Que es la fe? Donde la compro? Como es que no los puede mejorar, me pregunte
mientras cerrando los ojos el mundo detenía, que es lo que el puede ver en esas criaturas
que llenas de fragilidad no pueden a su mundo rescatar?
– Maestro; es su naturaleza el errar, pero en cualquier momento pueden cambiar.
Después de una fiera guerra entre dos gigantes fue mi
maestro quien decidió retirarse…
– Maestro; no tiene caso resistirse es mejor tolerar para poder continuar.
– Estudiante; Maestro, pero estas herido!
– Maestro; no es el daño que me han hecho lo que me duele, sino que ya no me
quieren, por ahora me voy , lucha con valor y no sientas temor, es el miedo lo que
hace huir a los cobardes y no es que yo no tenga valor sino que es más grande por ellos mi compasión… A partir de hoy ya tienes alas, sigue siempre adelante, tira bien de la
rienda y nunca digas mentiras para que no se marque tu senda.
En una caja entro su vida, sus años de dedicación y bondad, al cruzar la puerta de cristal
salio de la oficina también la dignidad. El tiempo, ese viejo impasible que se ocupa de poner todo en su lugar, al verme triste me dijo:
– Tiempo; tu maestro puede cambiar pero cada lección te muestra humildad.
Viejo loco pensé y al tratar de contestar ya no había más, así que con las palabras del
miserable anciano y las enseñanzas del pasado decidí mirar al futuro, quien lucia
prometedor, con unos zapatos altos brillantes y de cabello rizado, enfundado en una figura femenina, tentación sin duda, pensé.
Una vez instalado en esa visión, se desvaneció parcialmente la ilusión y con el progreso de los días me vi rodeado de arpías y pirañas de risa siniestra quienes vivían dichosos en su “cordura” y yo por construir un palacio sobre las nubes no tenia lugar en esa dictadura.
Cerdos que comen gustosos los desperdicios del amo, muerden la mano de quien les
muestra piedad y lamen la bota que los golpea de modo tan singular, agradecidos con cada golpe y furiosos con la curiosidad que no se atrevía la cara asomar, no era el mejor
ambiente para intentar el cielo tocar, uno de ellos habrás de ser o entonces perecer y de
nuevo el tiempo paso.
Entonces un buen día lo que pensaba que era futuro en realidad ya era pasado, en el portafolios junto a la agenda guarde la resignación pero fue la esperanza quien me
dijo:
– Esperanza; En esta guerra no importa quién tiene más poder, sino el que sabe que
pieza mover, abrazate fuerte a la vida, que no queden cosas sin resolver, del cielo
solo lluvia caerá, sigue siempre adelante pensando en el mañana y no puedes
perderlo porque sea buena la fama.
Ahora caminaba sin rumbo y con mil cosas en la cabeza, cuentas y la pegunta de ¿ahora
que? Cuando la respuesta se asomo en una esquina, basado en las experiencias pasadas
ahora podía viajar en las nubes y firmemente conducir mi destino. Al continuar por el camino, encontré los mas diversos personajes: viudas que rezan con fervor, grandes caballeros con lujosos compañeros y desdichados robots que a cambio de
sumisión reciben un poco de compasión cada 15 días.
¿De qué sirve el talento sin dinero?
¿Para que les sirve tanto dinero si no tienen sentimientos?
Ahora es cuando mas recuerdo la frase de mi maestro “tengo fe en la HUMANIDAD”
Quisiera poder decirle que se equivoco, que lo que hay frente a mi no son mas que seres
vanidosos que nadan en su inmundicia, pero a lo lejos veo que se aproxima una luz, es el
amor…
– Amor; He sido yo quien ha hablado por ellos, han sido mis suplicas las que han
permitido que sea tan larga su historia, es gracias a mi que siguen aquí.
– Estudiante; pero como es posible? acaso no vez todo lo que hacemos y podríamos
hacer?
– Amor; no son juzgados por su ponzoña sino por el daño, al final de sus días cada
uno se vera de frente a sus acciones.
Entonces ha sido la vida la más cruel de las maestras pero también la más eficiente, no hay universidad, ley o religión que atente contra la vida, solo la necedad que se dice
modernidad, ella es quien acabara con todo sin dudar y no será necesario un apocalipsis
divino si el cielo o el infierno está en el poder de la “HUMANIDAD”
– Estudiante; entonces…tengo fe?